viernes, 26 de octubre de 2012

Cine: "Las sietes cucas"

Las siete Cucas


Las siete Cucas (México, 1981, 87 minutos). Dirigida por Felipe Cazals. *** ½ de cinco.
Reparto: Isela Vega, David Reynoso, Blanca Guerra, Angélica Chain, Tito Junco.
El Cuco es un obrero de un pueblo mexicano. Las siete Cucas del título son la mujer del Cuco y sus seis hijas, todas hermosas y de buenas formas. Nos enteramos que las desean todos los hombres del pueblo (y una de las mujeres—la carnicera Purita tiene ojos por una de las hijas Cuca) hasta ser un acoso cotidiano para las Cucas femeninas y una preocupación para Cuco, el padre familias. Se lleva Cuco casi como una manía el propósito que sus hijas lleguen vírgenes al matrimonio y que su mujer no le ponga cuernos.
El Cuco toma la decisión que, para resguardar la virtud de las hembras de su familia, la familia tiene que irse a la ciudad; pero no tiene con que. Se resuelve pedirle un préstamo de su patrona. La patrona, una viuda rica, lo invita a su casa al domingo en la hora cuando todo el mundo está en la iglesia para asistir la misa. La patrona está dispuesta a darle al Cuco lo que sea con tal de que le satisfaga el apetito sexual. En el momento clave Cuco, para no ponerle los cuernos a su mujer, ahoga a la patrona con su almohada dejándola muerta.
Su mujer se fija en el aspecto alterado de Cuco y el hombre se lo confiesa de inmediato. La mujer del Cuco acude a las autoridades para denunciarlo. Las autoridades se asombran al llegar a la casa de los Cuco en plena fiesta, una fiesta de despedida de Cuco. Terminada la fiesta el Cuco se ahorca y su mujer devuelve el dinero de la viuda al alcalde. La honra está preservada y todos están contentos.
Todas las mujeres se les guardan rencor a las Cucas y nadie del pueblo asiste al entierro menos la familia Cuca. Al volver del entierro las Cucas encuentran la casa clausurada por las autoridades dentro de un par días son echadas de sus trabajos. Duermen en el cementerio y se bañan en el río. Sin embargo el sastre marica y la alcahueta del pueblo se apiadan de las Cucas la alcahueta les da alojamiento. Se hablan del futuro. Al sugerencia que se largan la madre Cuca exclama, “!Antes, putas!” Las hijas se animan a la idea. “¿Cuándo empezamos?”
La alcahueta saca las llaves de la casa cerrada del alcalde por un chantaje respecto a sus hábitos sexuales y vuelven a abrir la casa como un prostíbulo. Las Cuca se convierten en putas. Pero de la honra, ¿qué? Les obligan a los clientes antes de subir al cuarto de una chica hacer una reverencia al retrato del Cuca muerto. También una de las hijas atiende el altar con velas que se dedica al padre familias Cuca. La madre se empeña que esta chica no participe en el negocio para que—según el deseo de Cuca—llegue inmaculada al matrimonio.
Las chicas se brotan en el nuevo ambiente. Hasta la hija que tartamudeaba, el sexo le suelta la lengua (se desempeña por Blanca Guerra, la que me sugiere la pregunta, ¿por qué sacan las latinas las cejas y vuelven a dibujarlas de tal manera que resultan manifiestamente falsas?).
Todos los hombres acuden al prostíbulo nuevo para probar las Cucas. El negocio es un éxito redondo. Desde luego las mujeres del pueblo no lo soporta y se quejan al alcalde (quien ya despacha su oficio de la casa de las Cucas) y luego al gobernador.
El director Felipe Cazals ha hecho una película que se conforma con los requisitos de las comedias del sexo de la época logrando a la vez que evite de ser basura. No obstante hay algo irónico. Aunque sea una comedia negra, trata a la ligera la prostitución. Es más, la vida de prostituta es el camino de la libertad, a diferencia de Las poquianchis del mismo director en la que se detallan escrupulosamente la fealdad y la esclavitud de la vida de la prostituta.
Bueno, pero la película presente es entretenido y repleta de mujeres bonitas jugueteando en paños menores. ¿Qué hay de quejarse?


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