martes, 8 de abril de 2014

Historia: 'Historia de la prostitución en Euskal Herria'


http://www.elcorreo.com/vizcaya/20140408/mas-actualidad/sociedad/prostitutas-aqui-existieron-201404071717.html


Las prostitutas que aquí no existieron
Cuenta Charo Roquero en su último libro, 'Historia de la prostitución en Euskal Herria', editado por Txalaparta, que "hay una creencia común y bastante extendida" de que aquí nunca hubo "un desarrollo floreciente de la prostitución". Nada más lejos de la realidad. "Existió, aunque quizás con unos caracteres distintos debido a la influencia de la moral religiosa y a su aislamiento y dispersión poblacional, que propiciaban la endogamia y el rechazo al inmigrante y al extranjero". Si a esta historiadora le ha resultado complicado rastrear la existencia de la prostitución con anterioridad al siglo XIX es porque no había, explica, un modelo de prostitución ostentosa, callejera o "cantonera", oficial, como ocurría en otras zonas de España. Pero una de las pruebas de que existían prostitutas la ha encontrado, por ejemplo, en los ritos que se usaban para expulsarlas de la localidad en la que estaban asentadas. A las "livianas y rameras" les rapaban el pelo y las cejas, las arrojaban del pueblo con tamboril y silbo, le daban dos pedazos de pan y dos rábanos para el camino. Y en el mismo límite municipal donde eran expulsadas tenía lugar a la vez un baile público; los lugareños celebraban así "haberse librado de una fiera que devoraba los huesos y costumbres, pese a que muchos de ellos habían recurrido a ella.
Charo Roquero ha elaborado un breve pero concienzudo estudio que aborda, por primera vez y de forma sistemática y desde un punto de vista histórico, la evolución de la prostitución en tierras vascas y arroja luz sobre un fenómeno que, tanto en crónicas como en archivos oficiales, se ha intentado ocultar durante siglos. Así pues, recoge al detalle la forma de vida de miles de mujeres empujadas por la desesperación o por el acomodo, la mayoría de las cuales tuvieron que enfrentarse a la clandestinidad, a la vergüenza, al miedo a las instituciones y a una hipócrita moral cristiana. En suma, un colectivo despreciado por la sociedad y olvidado por la Historia. El trabajo de Charo Roquero está dividido en dos partes -antes y después del siglo XIX- y elaborado a través de retazos, cuadros y anécdotas como la que inicia este artículo. Y como la que protagoniza en 1500 Juan de Arbolancha, influyente armador de Bilbao, quien llegó a pedir al Ayuntamiento de la villa que se construyeran casas fuera del municipio, lejos de los vecinos, "y poner remedio a los escándalos nacidos de la prostitución". Es decir, construir una especie de prostíbulo o mancebía municipal, en uno de los primeros intentos por reglamentar la prostitución.
En el rastreo histórico de los archivos judiciales de antes del XIX elaborado por Charo Roquero encontramos también que en 1512 el Concejo bilbaíno ordenaba que las mujeres de las mancebías debían abandonar la ciudad "en seis días" "son pena de 200 azotes". Los motivos eran varios: por una parte, contagiaban enfermedades "de bubas" y venéreas y, por otra, siempre intentaban ocultar su condición de "mujeres públicas y de mala vida". "Si así hicieran se les condenará a la expulsión y a recibir 100 azotes paseadas sobre un asno, desnudas de cintura para arriba". "Debía causar un gran jolgorio", supone Roquero. Y en 1566 se quejaban de que "en la ciudad y sus arrabales había mozas y mujeres baldurretas y públicas que hacían muchas bellaquerías, y había casas con ocho y diez mujeres que no tenían otro oficio que sino acoger a hombre con ellas". "Pero en Vitoria fueron mucho más intolerantes", desvela el libro editado por Txalaparta. Así pues, desde las ordenanzas de 1483 se establecía que "ningún vecino ni vecina pudiera mantener en su casa a mujeres que tratan públicamente en el pecado de la fornicación e putería". Los mayorales del barrio eran los encargados de vigilar el cumplimiento de esta ordenanza. Aunque ya sin vistosos paseos, el piso se cerraba y las mujeres eran desterradas y azotadas. Todas estas prácticas más o menos públicas y notorias convivían con otras más encubiertas y veladas que se daban bajo la apariencia de la respetabilidad, común en la época. A Roquero le llamó la atención comprobar que "hay autores de la época que consideraban como ‘familia honesta’ la que simplemente sabía guardar las apariencias, aunque estuvieran amancebados".
En 1735, la Justicia de Hondarribia inició autos contra Francisca de Ortigosa y Manuela Piñondo, de 18 años, porque andaban a horas deshonestas por los caminos del valle de Oiartzun y Lezo y solían frecuentar a los soldados de guarnición en la plaza. El auto dice textualmente y sin piedad: "Eran mujeres que andaban como unas perras de un lugar a otro y están reputadas ambas por mozas de depravada vida y muy licenciosas, siendo por ello acusadas de públicas rameras". A Manuela se la envió en reclusión a la Casa Galera de Zaragoza (de las Casas Galeras para prostitutas hablaremos en otro artículo) por cuatro años y a Francisca, que era algo mayor, se la desterró para siempre de Gipuzkoa. En 'Historia de la prostitución en Euskal Herria' también mencionan otros niveles y categorías de entre las mujeres dedicadas a la prostitución. Por ejemplo, el caso de Mª Vicenta, una chica que comienza como capricho de un importante personaje militar de San Sebastián (en el año 1742) y acaba ejerciendo como ramera pública. "La historia llegó a causar tan grave escándalo en la ciudad que el alcalde se vio obligado a ponerlo en manos del fiscal del corregimiento".
¿Y qué decir de las mancebas de los clérigos? En las crónicas oficiales posteriores al XIX es algo difícil de encontrar, pero no en las de los siglos XV y XVI, cuando "eran tan de vox populi que incluso el tema se vio desbordado por la opinión popular, llegándose a un exceso de suspicacia entre la gente del pueblo", hasta el punto de que en 1490 los clérigos de Gipuzkoa se quejaron a los Reyes Católicos de la persecución que sufrían. Eso sí, en los pleitos se trataba con gran sigilo el nombre del amante si este era un sacerdote y la que salía mal parada siempre era la mujer.

lunes, 7 de abril de 2014

Fotografía: E.J. Bellocq y las prostitutas de Nueva Orleans


Otro de los nombres que salieron a la palestra en la conferencia de la Fundación Juan March sobre Diane Arbus, fue el del fotógrafo Ernest James Bellocq. Se habló de él como parte influyente en la obra de la autora norteamericana en cuanto a la manera de vivir la fotografía.

Tanto para Diane Arbus como para Ernest James Bellocq, esta disciplina era utilizada como medio para sus experiencias existenciales con el sujeto fotografiado partiendo de esa idea de que la verdadera vida es la fotografía. Ese vínculo existente entre fotógrafo y fotografiado es lo que coloca a estos autores en una verdad que les implica dentro del acto fotográfico.
Dicho esto y enmarcando a Ernest James Bellocq en la Nueva Orleans de comienzos de siglo XX, realizó fotografías de corte industrial y paisajístico siendo conocido no obstante por sus imágenes de los fumadores de opio y de las prostitutas que ejercían la profesión de forma legal en Storyville.
Esas últimas fotografías fueron objeto de una exposición con la colaboración de Susan Sontag y John Szarkowski en la titulada “Storyville, the red-light district of New Orleans” tras ser rescatadas por Lee Friedlander en 1958, lo que nos lleva a reconocer su trabajo pasados varios años tras su muerte.
En esas imágenes las prostitutas aparecen con el rostro visiblemente maltratado en post-producción por el propio Bellocq para que no se las reconociese, aunque en otros casos utilizaba máscaras. Según nos contó Gilles Mora, al igual que Diane Arbus mantenía relaciones con muchos de sus retratados utilizando la fotografía como medio para dar rienda suelta a sus inquietudes sexuales, el fotógrafo de Nueva Orleans también tenía encuentros con las prostitutas que fotografiaba.
Es lo que comentábamos al principio sobre esa idea de vivir la fotografía que se ve reflejada en el resultado por el vículo tan estrecho creado con el sujeto. Ernest James Bellocq además influyó de manera notoria en la obra de Witkin gracias a ese reconocimiento que tuvo con las numerosas exposiciones de su trabajo a lo largo y ancho del globo.
Os dejo con el vídeo compartido donde se dan cita muchas de esas fotografías tomadas de las prostitutas, sí nos puede recordar a Witkin del cual comprendemos ahora sus acabados, aunque las imágenes de Bellocq se nos presenten con una amable carga erótica vistas con un siglo de por medio.

martes, 1 de abril de 2014

Historia; Fotografía, Bacona historia de una paraula (catalá)

 Bacona bibliòfila, fotografia estereoscòpica (França, finals s. XIX)
En motiu de la celebració del centenari de la primera reunió de la Secció de Filologia de l’Institut d’Estudis Catalans algú va tenir la genial idea que els blocs que volguessin apadrinessin una paraula sota la iniciativa d’Aparaula’m. Així doncs, des de Piscolabis Librorum maioris hem cregut que podríem trencar la dinàmica de només publicar apunts que venen derivats del bloc matriu Piscolabis Librorum en el que no es poden publicar perquè no són aptes. Així doncs, per aquest cop alliberem i dotem d’autonomia aquest bloc adult per tal de fer un apunt paral•lel i independent.

Bacona (Barcelona?, 1880)

La tria de la paraula fou ràpida perquè des de fa molt de temps uns amics blocaires anomenen aquest bloc com el de les bacones noucentistes degut a les il·lustracions que es publiquen. En certa manera tenen raó ja que, en divulgar les publicacions eròtico-festives històriques sobretot del s. XIX, l’estètica de les dones representades difereix de l’estètica actual.

La caça papallones. Postals franceses circulades a Barcelona, 1912

El problema m’ha vingut en el moment de buscar la definició d’aquesta paraula més o menys usual amb la que m’he trobat amb un dels mals endèmics dels diccionaris catalans –i d’arreu-: un cert aire de puritanisme que manlleva a la llengua els significats més profunds en temàtiques que podríem anomenar verdes. Encara recordo quan érem petits i a classe buscàvem les paraules gruixudes en els diccionaris on només hi trobàvem tecnicismes i definicions poc clares, el que resultava a vegades força decebedora la cerca...

Bacona pixanera. s. XIX

Els diccionaris només reconeixen que bacona és una dona bruta física i moralment, i no van més enllà. En diccionaris més específics la cosa no millora ja que en el Diccionari de la delinqüència (1978) de Joan J. Vinyoles i Vidal, on es troba l’argot dels barris baixos de la Barcelona del tombant de segle, no ens diu res del terme i fins i tot el projecte de diccionari  d’Antoni Bulbena i Tussell titulat Flora pornografica - francesa suplement a l'argot francès (Biblioteca Nacional de Catalunya)  tampoc en diu res de bacona. En Fabra i l’Alcover Moll parlen més de bacó com a porc i només aporten l’accepció de persona bruta físicament i moral.

Fotografies estereoscòpiques (França, finals s. XIX)

Només el Bocavulvari de l'època moderna d’en Pep Vila (1990) ens defineix la paraula d’una manera més àmplia:
BACONA “Porca, indecenta, deshonesta”
Fran. “Es clà! si aquella bacona / tota la llet se li beu” (Molina, Pere “El Cruel”, 5)
El concepte de deshonest és interessant perquè ens aporta el matís d’una persona que no és honesta, és a dir, sense honra. L’honra en aquella època implicava un virtuosisme sexual del que quedava descartada tota dona que hagués fet Pasqua abans de Rams o que fes el salt al seu marit, per no dir que es dediqués a la prostitució.

Escena pornogràfica. Barcelona (?), s. XIX

A l’inrevés aquest terme no era utilitzat i els homes comptaven amb un marge d’actuació escandalosament més ampli que les dones. No vull entrar en el tema però els diccionaris i les expressions populars així ho demostren per tradició i per ús continuïtat  marcant a la dona promíscua i exaltant a l’home promiscu. I nosaltres encara estem una mica de sort perquè en aquests temes hem evolucionat força –no tant com caldria esperar- però en altres llocs això pot representar la lapidació per a la dona, mai per a l’home.

 Fragment dels GERMANS BAÑOS. El Confessor. Barcelona, Royal Films, 1920

Deixant de banda aquestes consideracions més serioses, la paraula bacona és una mica més subtil i àmplia ja que el terme a més d’implicar brutícia física i moral (calaix de sastre que no vol dir res i tot alhora) conté un element afegit que és l’estètica física de a qui va adreçada aquesta paraula. La paraula bacona s’utilitzava per a les prostitutes –deshonestes- grassonetes que seguien els cànons i gustos estètics del moment. Només cal veure les fotografies que acompanyen aquest apunt o visionar les pel·lícules que el rei Alfons XIII es va fer filmar pels Germans Baño, la Royal Films, per veure quins eren els gustos preferits del rei i l’aristocràcia. Sobre la temàtica d’aquestes pel·lícules sobta, o no, que els títols i continguts parlin dels poders fàctics de la monarquia el Confessor, el Ministre i el Consultori de Senyores però això és un altre tema en el que no hi entrarem...

Bacona (Barcelona?, 1880)

Si mirem les poques fotografies que ens han restat de l’erotisme del s. XIX veurem que l’estètica que es buscava en les models -normalment prostitutes reclutades per a les sessions fotogràfiques- era la d’una dona amb molt de tall i no una esprimatxada que fos tot ossos. En certa manera era el que la meva àvia Paz –que em perdoni per citar-la en un apunt com aquest!- anomenava una donassa. Ella que era escarransida admirava profundament les dones altes i corpulentes però virtuoses. Potser la diferència entre una donassa i una bacona era que la primera era honesta i l’altre no.

Bacona (Barcelona?, 1880) i Eusebi Planas, Acad'emia (1883)

 Sigui com sigui, aquest model estètic és el que es va imposar en un període de temps força llarg i el que serví també per a dibuixants com l’Eusebi Planas, un amic d’aquest bloc, introductor de la pornografia seriada a Espanya. Si mirem els diversos apunts que hem anat publicant sobre l’erotisme del s. XIX i principis del s. XX veurem que l’estètica que imperava és la de les bacones mentre que a partir dels anys 30 hom aprecia una certa estilització de les models, segurament per influències foranies i sobretot de Hollywood.

MATEOS FOT. La Freya. (Espanya principis s. XX)
Aquesta visió general de l'apunt sempre l’hem de prendre amb totes les excepcions que calguin perquè el que fem és una estadística fonamentada en l’ullòmetre. Per una altra banda també heu de tenir en compte que no sóc pas un filòleg i que alguna cosa se'm pot escapar d'aquesta ciència que avui fa 100 anys va intentar normalitzar el català després de segles d'abandonament i manca de sistematizació.

PD. Al bloc matriu Piscolabis Librorum trobareu la paraula en homenatge a Aparaula'm que hem redactat a l'entorn de Piscolabis.

Fuente: http://librorummaioris.piscolabis.cat/2012/05/bacona-una-paraula-mal-registrada.html